7 Lugares para Celebrar el Día de Muertos en México

día de muertos ofrenda

El Día de Muertos es una tradición mexicana que honra a la muerte, y es tan significativa que la UNESCO la ha declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Durante estas fechas, es común ver a la gente disfrazada o, al menos, maquillada alusivamente. Los disfraces son tradicionales y detallados, reflejando la dedicación y el esfuerzo puesto en ellos.

¿Pero que lugares en México viven con mayor intensidad esta importante celebración? A continuación te revelamos los mejores lugares para celebrar el día de muertos en México ¡Vamos allá!

Día de Muertos en Oaxaca

Oaxaca es reconocido por sus grandiosas festividades en estas fechas, tanto que se organiza un programa repleto de actividades que dura toda una semana. La celebración es tan magnífica que parece un festival, y el eslogan de este año, «Acéptalo, mueres por vivirlo», capta perfectamente la esencia de la festividad.

El inicio de este gran festival es con una comparsa, un desfile masivo donde la gente se viste con trajes alusivos al Día de Muertos, como catrinas y calaveras, y baila por las calles del centro histórico al ritmo de la banda. Durante toda la semana, se pueden ver comparsas organizadas por diferentes barrios, algunas de las cuales duran hasta el amanecer. Es impresionante ver cómo desde pequeños, los niños se involucran y se emocionan con esta tradición, reflejando la profunda raíz cultural de la celebración.

Oaxaca se viste de amarillo con la flor de cempasúchil, decorando jardines, museos y calles. Una de las decoraciones más destacadas fue en el barrio de Xochimilco, donde se pudo apreciar una obra de arte hecha completamente de mazorcas.

El tradicional pan de muerto es otro elemento esencial. Durante esta temporada, se organiza una feria de pan y chocolate, donde se pueden degustar diversas variedades de este delicioso pan acompañado de un caliente chocolate.

Pero lo más impactante y emotivo es la visita a los panteones durante la noche. Las familias se reúnen alrededor de las tumbas de sus seres queridos, adornadas con flores y velas, creando un ambiente de respeto, alegría y unión familiar. Es una experiencia única que refleja la frase «a la muerte no se le llora, se le festeja».

Día de muertos en Janitzio

En Morelia, Michoacán, la preparación para la festividad es impactante. Las calles se llenan de vida, música y danzas tradicionales, como la danza de los viejitos, que resuena con un ritmo contagioso.

Pero el verdadero destino es Janitzio, una isla en el lago de Pátzcuaro. Al llegar, uno se siente transportado a un lugar mágico. Las calles estrechas y coloridas recuerdan a Cinque Terre en Italia. La isla se prepara para la noche, con altares en cada rincón, llenos de ofrendas para los seres queridos que han partido.

El cementerio es el corazón de la celebración. Al anochecer, se transforma en un mar de luces, con velas que iluminan cada tumba. Las familias se reúnen, algunos cantan, otros rezan, y algunos simplemente se sientan en silencio, recordando a sus seres queridos. La música es una mezcla de alegría y melancolía, reflejando la dualidad de la vida y la muerte.

En medio de la festividad, hay también tiempo para la comida y la bebida. Los gazpachos, una deliciosa mezcla de frutas con chile y otros condimentos, son una especialidad de Morelia que no se puede perder. Y en Janitzio, el ponche y el pan de muerto son esenciales para la festividad.

A pesar de la naturaleza sombría del Día de Muertos, la celebración en Janitzio es todo menos triste. Es una celebración de la vida, del amor y del recuerdo. Es una oportunidad para reunirse con la familia, compartir historias y recordar a aquellos que han partido. Es una tradición que refleja la rica cultura y el profundo respeto por los antepasados en México.

Al final, lo que queda es una sensación de gratitud y amor. Gratitud por las tradiciones que nos conectan con nuestro pasado y amor por aquellos que, aunque ya no están con nosotros físicamente, siempre estarán en nuestros corazones. Janitzio y su celebración del Día de Muertos son un recordatorio de que la muerte no es el final, sino simplemente otro paso en el viaje de la vida.

Día de muertos en Teotihuacán

La historia de esta celebración en Teotihuacán comienza con una familia del pueblo de Maquis. Lo que inicia como una simple tradición familiar de disfrazarse y recorrer las calles, pronto se convierte en un evento comunitario. Año tras año, la caravana de monstruos y personajes crece, atrayendo a vecinos y amigos, culminando en una gran reunión en San Juan Teotihuacán.

Lo que más impresiona es la dedicación y creatividad de la gente. Los disfraces, hechos a mano con materiales reciclados y otros elementos, son verdaderas obras de arte. Desde niños hasta adultos, todos participan con entusiasmo, mostrando su compromiso con esta tradición.

Al llegar al centro de San Juan Teotihuacán, la fiesta está en su apogeo. Los monstruos y personajes desfilan, bailan y celebran, creando un ambiente festivo y lleno de alegría.

La celebración continúa con la «Cumbre Catrinas». Un evento dedicado a las ofrendas y altares en honor a los difuntos. Cada altar, adornado con velas, flores de cempasúchil y ofrendas de comida, es un tributo a aquellos que ya no están con nosotros. Es una muestra de amor, respeto y recuerdo hacia nuestros seres queridos.

Teotihuacán, con su rica historia y cultura, se convierte en el escenario perfecto para celebrar el Día de Muertos. Es una experiencia que combina tradición, arte y comunidad, recordándonos la importancia de honrar a aquellos que han partido y celebrar la vida.

Día de muertos Malinalco

En Malinalco, una de las costumbres más arraigadas es la colocación de ofrendas para aquellos que han fallecido durante el año, conocidos como «nuevos difuntos». Las familias preparan estas ofrendas en sus hogares, y es común que vecinos, amigos y visitantes aporten una vela, que se enciende en memoria del difunto. A cambio, la familia ofrece un detalle con el nombre del fallecido, una bebida caliente y el tradicional pan de muerto.

Estas ofrendas son impresionantes, no solo por su tamaño, que a menudo es monumental, sino también por la atención al detalle. Cada ofrenda es única y refleja la personalidad y vida del difunto. Se decoran con pétalos de cempasúchil, formando un camino que guía al espíritu de regreso a casa. También se adornan con objetos que eran significativos para el difunto, recreando escenas de su vida cotidiana.

Recorrer las calles de Malinalco es una experiencia enriquecedora. En cada hogar donde hay una ofrenda, se vive un ambiente de respeto y cariño. Las ofrendas son un reflejo de la vida del difunto, desde una tienda hasta una alberca, cada detalle cuenta una historia.

En el centro de Malinalco, el mercado cobra vida con los colores y aromas típicos de esta fecha. Se pueden encontrar flores como el cempasúchil, frutas de temporada, dulces tradicionales y, por supuesto, el delicioso pan de muerto. Es una explosión de colores, aromas y sabores que invitan a sumergirse en la tradición.

El Día de Muertos en Malinalco es una celebración que va más allá de recordar a los que ya no están. Es una forma de honrar su memoria, de sentir su presencia y de mantener viva su esencia. Es una tradición que, a pesar de los años, sigue siendo tan significativa y emotiva como siempre.

Día de muertos en Chignahuapan

Chignahuapan, un Pueblo Mágico que brilla con especial intensidad durante el Día de Muertos.

Chignahuapan tiene una tradición ancestral que narra que las almas, al morir, deben atravesar nueve páramos para llegar al Mictlán. Estos páramos son representados en impresionantes tapetes hechos de piedras de mármol, cada uno con su propio desafío, desde cruzar el río de Chignahuapan con la ayuda del xoloitzcuintle, hasta enfrentar fieras y atravesar aguas negras.

Este viaje espiritual culmina en el Festival de la Luz y de la Vida, un evento que ilumina las noches de finales de octubre y principios de noviembre. Durante estas fechas, Chignahuapan se viste de fiesta, y este año, con motivo de su noveno aniversario como Pueblo Mágico, tuvimos la oportunidad de disfrutar del concierto de Paty Cantú.

Pero el Día de Muertos en Chignahuapan es mucho más que música y luces. Es una comunidad unida que trabaja junta para crear la ofrenda monumental, una obra de arte que lleva horas de dedicación y que conmemora a aquellos que han partido. Esta ofrenda, llamada «Ofrenda de las mil luces», es un espectáculo visual lleno de color, con flores de cempasúchil, comida tradicional y detalles que reflejan la vida de los difuntos.

El Festival de la Luz y de la Vida es el punto culminante de estas celebraciones. El festival nos recuerda la riqueza de nuestras tradiciones y la importancia de honrar a nuestros seres queridos. Con bailarines vestidos con trajes tradicionales y una estructura principal en medio de la laguna, el festival es una experiencia inolvidable.

San Andrés Mixquic

Mixquic, ubicado a tan solo una hora de Xochimilco, es uno de los lugares más tradicionales para vivir esta celebración. Aquí, la noche se ilumina con la «alumbrada», un espectáculo donde todas las luces se apagan y solo los cirios del panteón iluminan la oscuridad. Esta mágica noche está acompañada de comida tradicional, mariachis, y el emblemático concurso de calaveras de cartón.

Aguascalientes: Festival de Calaveras y Catrina

Aguascalientes no es solo conocido por sus aguas termales, sino también por ser el lugar de nacimiento de José Guadalupe Posada, creador de la icónica figura de la Catrina. Durante el Día de Muertos, la ciudad celebra el Festival de Calaveras en la Isla de San Marcos. Las calles se llenan de figuras de papel que representan a la Catrina y otras representaciones relacionadas con la muerte. Además, se pueden encontrar ofrendas llenas de comida, recuerdos y fotografías. Pero lo que realmente destaca es la gastronomía local, con platillos tradicionales y leyendas que se cuentan en cada barrio. Es una celebración que combina tradición, cultura y respeto, haciendo de Aguascalientes un destino imperdible durante esta festividad.

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